Por Tom Boniface
Vicepresidente Senior – Hilco Commercial Industrial
& Keith Spacapan
Vicepresidente – Hilco Valuation Services
La industria de los vehículos eléctricos (EV), que abarca tanto a fabricantes de automóviles como de bicicletas eléctricas y sus proveedores, está atravesando un panorama turbulento. A pesar de la promesa del sector de revolucionar el transporte con soluciones sostenibles, han surgido numerosos desafíos que crean un entorno complejo con riesgos y oportunidades para los actores involucrados.
Este mercado ha experimentado un crecimiento sustancial en la última década, impulsado por avances tecnológicos, el respaldo regulatorio y una creciente demanda de los consumidores por opciones de transporte ecológicas. Grandes compañías automotrices, junto con una ola de startups, han invertido significativamente en el desarrollo de EVs con el objetivo de capturar una parte de este mercado en expansión. Los fabricantes de bicicletas eléctricas también han visto un crecimiento significativo, beneficiándose de tendencias similares, ya que los viajeros urbanos y los entusiastas del ocio buscan alternativas eficientes y sustentables a los medios de transporte tradicionales. Sin embargo, esta rápida expansión no ha estado exenta de obstáculos.
Uno de los principales problemas para las empresas de EV ha sido la interrupción en la cadena de suministro. La pandemia expuso vulnerabilidades en las cadenas globales, provocando escasez de componentes críticos como semiconductores y baterías. Esto generó un efecto dominó en los cronogramas de producción, causando retrasos y un aumento en los costos. Para los fabricantes de automóviles, la dependencia de un suministro constante de baterías de iones de litio ha sido especialmente problemática. Las materias primas necesarias para estas baterías, como el litio, el cobalto y el níquel, están sujetas a fluctuaciones de precios y tensiones geopolíticas, lo que complica aún más la cadena de suministro.
Los fabricantes de bicicletas eléctricas, aunque menos dependientes de los semiconductores que sus contrapartes automotrices, también enfrentan desafíos significativos en la cadena de suministro. El auge en la demanda de bicicletas eléctricas durante la pandemia agotó la disponibilidad de componentes clave como motores eléctricos y paquetes de baterías. En particular, los fabricantes más pequeños han tenido dificultades para asegurar estos insumos esenciales, lo que ha llevado a cuellos de botella en la producción y a una demanda insatisfecha por parte de los consumidores.
Además, la inversión sustancial de capital requerida para la investigación y el desarrollo, junto con los costos de establecer infraestructura de fabricación, ha afectado gravemente los recursos financieros de muchas de estas empresas. Para empeorar la situación, la competencia por financiamiento en el sector EV es feroz. Muchas compañías han recurrido a estrategias de precios agresivas para ganar participación de mercado y atraer inversionistas, lo que ha reducido significativamente sus márgenes de ganancia. Esto es particularmente cierto en el caso de startups que operan con reservas de capital limitadas, aunque también algunos fabricantes tradicionales de vehículos de combustión interna (ICE) han mostrado vulnerabilidad en estas áreas.
Los factores macroeconómicos han añadido otra capa de complejidad al mercado de los EV. El aumento de la inflación y de las tasas de interés ha encarecido el financiamiento, lo que dificulta a las empresas costear sus operaciones y planes de expansión. El endurecimiento de la política monetaria por parte de los bancos centrales a nivel global ha reducido el entusiasmo de los inversionistas, lo que ha derivado en menores valoraciones y un acceso limitado a los mercados de capital. Para los proveedores, estas condiciones económicas han aumentado los costos de las materias primas y la logística, reduciendo aún más sus ya de por sí estrechos márgenes de ganancia. Afortunadamente, la mayoría de los indicadores apuntan ahora a un entorno de tasas decrecientes, con reducciones por parte de la Reserva Federal previstas para comenzar en el cuarto trimestre de 2024.
También es importante destacar el impacto de las políticas regulatorias sobre las empresas de EV. Si bien en general han apoyado la transición a la movilidad eléctrica, el panorama es muy heterogéneo tanto a nivel global como dentro de EE.UU. Las diferencias en estándares de emisiones, regulaciones de seguridad y subsidios entre distintas regiones y estados han generado un mercado fragmentado que complica la planificación estratégica y operativa de los fabricantes de EV y sus proveedores. Hemos visto que navegar este entorno regulatorio complejo requiere recursos y conocimientos significativos, que muchas empresas pequeñas suelen carecer.
A pesar de estos desafíos, las condiciones actuales del mercado presentan oportunidades únicas para compradores y vendedores de activos en crisis dentro de la industria de EV. Para los compradores, la situación de muchas empresas de EV ha llevado a valuaciones atractivas. Inversionistas con suficiente capital y una visión a largo plazo pueden adquirir activos a precios reducidos, con el potencial de beneficiarse de una futura recuperación del mercado. Esto es especialmente relevante para firmas de capital privado y otros inversionistas estratégicos que pueden aportar tanto los recursos financieros como la experiencia operativa para revitalizar empresas en dificultades.
La adquisición de activos en crisis dentro del sector EV puede ofrecer varias ventajas estratégicas. En primer lugar, permite a los compradores acceder a tecnologías innovadoras y propiedad intelectual a un costo menor. Numerosas startups han desarrollado tecnologías avanzadas en gestión de baterías, conducción autónoma y conectividad, que pueden ser aprovechadas para fortalecer las capacidades de fabricantes establecidos o grupos industriales diversificados. Además, adquirir instalaciones de fabricación y redes de suministro establecidas puede proporcionar capacidad de producción inmediata y acceso al mercado, reduciendo el tiempo e inversión necesarios para proyectos desde cero.
Para los vendedores, las condiciones actuales del mercado, aunque desafiantes, también ofrecen una oportunidad para reestructurar y optimizar operaciones. Las empresas en crisis pueden explorar la venta de activos no esenciales para recaudar capital y enfocarse en sus competencias clave. Esto puede implicar la venta de instalaciones de producción, patentes o incluso unidades de negocio completas a entidades con mayor estabilidad financiera, logrando así reducir deudas, mejorar liquidez y fortalecer su balance general.
Alianzas y colaboraciones entre compañías de EV en crisis y empresas más grandes y establecidas también pueden ser beneficiosas para ambas partes. Las empresas más grandes pueden proveer el capital necesario y acceso a mercados a empresas de mejor tamaño que se encuentran con diversos desafíos, mientras también se benefician de las tecnologías innovadoras y presencia en mercados de nicho. Dichas alianzas pueden convertirse en sinergias que exploten la competitividad de ambas partes debido a la industria de EV rápidamente emergente.
Desde una perspectiva de mercado más amplia, la consolidación de activos en crisis puede contribuir a la estabilidad del sector EV, reduciendo la fragmentación y fomentando economías de escala. A medida que el mercado evoluciona, estas estrategias podrían ser clave para acelerar el desarrollo y adopción de tecnologías de movilidad eléctrica, alineándose con los objetivos globales de sostenibilidad ambiental.
Sin embargo, la adquisición y reestructuración de activos EV en crisis no vienen sin riesgo. Los compradores deberán llevar a cabo un análisis de diligencia debida exhaustiva para evaluar la salud financiera, las capacidad operativas y el potencial de mercado de las empresas objetivo. Entender las causas profundas de la crisis, sean o no relacionadas a problemas en la cadena de suministros, mal manejo financiero, o competitividad en el mercado, es crucial para desarrollar estrategias de recuperación efectivas. Adicionalmente los compradores deben prepararse para invertir significativamente en recursos integrativos y en revivir activos adquiridos, lo cual puede ser un proceso complejo y largo.
Mientras la gran cantidad de retos discutidos a lo largo de este artículo representan significativos riesgos para empresas involucradas en el sector manufacturero, de distribución y ventas de EV, realmente creemos que también presentan oportunidades únicas para tanto compradores como vendedores de dichos activos en crisis. Para compradores, la adquisición de activos subvalorados ofrece ganancias potenciales a largo plazo mediante innovaciones tecnológicas, entrada al mercado y sinergias operativas. Para vendedores, desinversiones estratégicas y alianzas pueden proveer el capital y recursos necesarios para navegar crisis financieras y reenfocarse en las competencias claves. Al aprovechar estas oportunidades, las partes interesadas pueden contribuir a la resiliencia y competitividad de la industria EV, logrando así un crecimiento continuo y la adopción de soluciones eléctricas de movilidad.
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